Cuentan
que el comediógrafo Pedro Muñoz Seca iba todas las mañanas a la madrileña
cafetería de Levante y siempre pedía café con media tostada. Al entrar compraba
el diario ABC y mientras desayunaba lo iba leyendo.
Un día
llegó una señora mayor pidiendo para comer. Él le dio la media tostada y el
periódico que ya lo había leído para que lo vendiera y sacase algo.
Esta
misma escena se va repitiendo durante un par de años. Hasta que un día la vieja
deja de acudir al café para recoger la media tostada y el periódico.
Una
semana más tarde se presentan al comediógrafo dos pobres mujeres.
-
Señor, echará usted de menos a la anciana que venía todas las mañanas…
- Sí es
cierto. ¿Es que acaso está enferma? –les pregunta Muñoz Seca.
- Es
que ha muerto. Nosotras la hemos asistido. Y ha hecho testamento.
El
autor se extraña.
- Pero…
¿tenía fortuna?
- No,
no señor. Pero a ésta la deja el ABC y a mí la media tostada.
Y Muñoz
Seca cumplió la última voluntad de la señora.
Sin
duda que en la vida hay personas diferentes, originales, generosas… como este
escritor humorista que abren puertas porque para ellos lo que cuenta son las
personas. Estamos seguros que gestos como éste dice mucho de quien lo hace y
hacen mucho más bien a los que los reciben, sobre todo si necesitan ayuda.
Recordad este texto del
evangelio: “Os doy un mandamiento nuevo, que os améis unos a otros; igual
que yo os he amado, amaos también entre vosotros” Jn. 13,34