San Francisco Javier. Un Sacerdote Jesuita en el lejano Oriente entre 1506-1552
Nació en el castillo de Javier (Navarra) el año 1506.
Era el benjamín de la familia. A los dieciocho años fue a estudiar a la Universidad de París, donde en 1528, obtuvo el grado de licenciado. Dios estaba preparando grandes cosas, por lo que dispuso que Francisco Javier tuviese como compañero de la residencia donde vivía a Pedro Favre, que sería como él jesuita y luego beato.
También providencialmente conoció a un extraño estudiante llamado Ignacio de Loyola, ya bastante mayor que sus compañeros. Al principio Francisco rehusó la influencia de Ignacio el cual le repetía la frase de Jesucristo: "¿De qué le sirve a un hombre ganar el mundo entero, si se pierde a sí mismo?".
Este pensamiento al principio le parecía fastidioso y contrario a sus aspiraciones, pero poco a poco fue calando y retando su orgullo y vanidad.
Por fin San Ignacio logró que Francisco aceptara alejarse de la ciudad y el ambiente estudiantil durante un tiempo para hacer un retiro especial que el mismo Ignacio había desarrollado basado en su propia lucha por la santidad. Se trata de los "Ejercicios Espirituales".
Francisco fue guiado por Ignacio en aquellos días de profunda lucha espiritual y quedó profundamente transformado por la gracia de Dios. Comprendió las palabras que le decía Ignacio: "Un corazón tan grande y un alma tan noble no pueden contentarse con los efímeros honores terrenos. Tu ambición debe ser la gloria que dura eternamente".
Fue ordenado sacerdote en Roma el año 1537, y se dedicó a obras de caridad. El año 1541 marchó al Oriente. Evangelizó incansablemente la India y el Japón durante diez años, y convirtió muchos asiáticos a la fe cristiana. Murió el año 1552 en la isla de Sancián, a las puertas de China.