Durante estos
días de Adviento nos fijamos de una manera especial en María. El sábado 8
celebramos la Inmaculada Concepción. María fue una mujer capaz de decir SÍ sin
condiciones. Confiaba en Dios y vivió su embarazo con alegría, esperanza y
también con incertidumbre.
María
entendió que para ser libre hay que dejarse guiar por la voluntad de Dios,
porque lo que el quiere es precisamente que seamos libres y felices. María nos
enseña que la felicidad está en amar con compromiso, incluso estar dispuestos a
sufrir por los que nos comprometemos. El día que ella dio a luz a Jesús no
tenía un lugar lujoso en donde hospedarse y eso no le hace renegar: entendió
que el amor implica compromiso, entrega y sufrimiento por quien amamos y que
eso da la alegría verdadera.
Te propongo
esta breve oración:
Señor,
hay mucho
dolor en nuestro tiempo, hay sufrimiento e injusticia,
Ayúdanos a
sembrar semillas de esperanza.
Descúbrenos
la alegría de la paciente espera,
Activa y
fecunda, comprometida por la vida de los que nos rodean.
Enséñanos a
hacer crecer la esperanza de algo nuevo,
Anímanos a
entregar nuestras vidas para la construcción del Reino.
Es tiempo de
espera, Señor
Pero también
es tiempo de donación y compromiso efectivo.
Contágianos
la fe sencilla de María,
Que dio su
vida para alumbrar el Reino
Y hacer nacer
la esperanza en medio de su pueblo