¿LA PUBLICIDAD CONDICIONA EL COMPORTAMIENTO HUMANO?
Desde luego que sí. En caso contrario no tendría mucho sentido un gasto publicitario. En infinidad de productos los consumidores compran la imagen que ellos tienen de un producto por encima del producto en sí.
Prueba de ello es la creciente irrupción de publicidad en programas como informativos o la sección meteorológica. Teníamos una percepción de objetividad, seriedad que está siendo desbancada por el interés económico, utilizando la imagen de los presentadores para influir en nuestras decisiones de compra.
La publicidad trabaja para que la gente reciba subliminalmente el mensaje de que la juventud, la salud, la felicidad, el éxito depende de lo que uno compra. Para ello se publicita siempre la misma imagen de lo que todos debemos ser: jóvenes, ricos y guapos. Es realmente difícil encontrar en un anuncio a un inmigrante, un gitano, drogadictos, gordos, enfermos, pobres,... todo para que evitemos asociar el producto con su situación.
Sin embargo, seguimos siendo libres para decidir qué es ético y qué no lo es, qué modelos de conducta reproducimos en nuestras vidas y quién tiene derecho a influir en ellas, porque…
Nosotros somos los auténticos protagonistas.